martes, 9 de abril de 2013

Un alma peregrina

Como dice la canción de Habana Blues la amistad es una semilla que brota en todas partes, hubo una semilla hace ya más de 10 años que brotó en el liceo francés. Han pasado más de 10 años hemos cambiado, hemos acabado nuestras carreras, hemos empezado a trabajar, hemos viajado por todos lados hemos compartido momentos en Madrid, en Paris o en Bolivia. La vida es impredecible como decíamos el otro día Migui.
Es curioso que habiendo tenido momentos tan alejados en el espacio, cuando nos juntamos siempre sale algo especial, después de que te hayas ido a Costa Rica o yo a Togo está esa semilla que germinó en el liceo.

En la vida hay personas que dan un poco más que son un poco más que otras, yo las llamo especiales, son gente generosa, curiosa y que tienen un alma viajera con una curiosidad infinita. Esas personas tienen mucho, mucho que decir no se parecen al resto de la gente y no siempre caen bien a los demás. No les importa tanto la aceptación de los demás, aspecto tan importante en estos tiempos de redes sociales y chorradas.
La verdad es que tengo suerte de tener varios amigos así. Uno de ellos eres tú Migui sí, pasan los años y siempre que nos juntamos tienes alguna bonita teoría, algún sueño en tu mente, alguna idea diferente que no tienen los demás.

Además compartes conmigo ese afán  de descubrir, de vivir y de hacer vivir a la gente a tu alrededor. Esa esencia me la plasmaste el otro día con los coreanos en el hostal y me hizo mucha gracia la verdad. Mientras intentabas sacar una sonrisa a algún  boliviano con tu frase "que esté bien".

Loco por Uyuni

En el Bolivia Argentina

domingo, 7 de abril de 2013

Chile

Mi primer contacto con Chile fue en unas vacaciones y aluciné: es un país enorme con unos contrastes de paisajes vertiginosos, desde el desierto de Atacama hasta la Patagonia, donde las ciudades como Punta Arenas o Puerto Natales parecen sacadas del medio oeste americano. Viaje solo y conocí a mucha gente, estuve en Santiago y conocí a mucha gente por la noche también. Alguna de ellas que me habría gustado conocer más y cuyas circunstancias de la vida no eran especialmente fáciles.


Estuve en Atacama donde hay que visitar sin falta los geiseres del Tatio, el Valle de la Luna y de la muerte y el Salar de Atacama.(podéis ver también las llanuras altiplánicas aunque no merece tanto la pena). Todos son excursiones organizadas la primera  y la última de mañana hasta las 14h y las otras dos por la tarde para poder ver el anochecer en el desierto. Por el día hace calor como os podéis imaginar y por la noche refresca mucho. El punto de partida de todas las excursiones es San Pedro de Atacama a 1:30 de Calama donde hay un aeropuerto que en 2h os lleva a Santiago.
Salar de Atacama al atardecer con el volcán Licancabur al fondo

Valle de la Luna

Geiseres del Tatio

Mi otro viaje en mi primer contacto con Chile fue al sur. Empecé en Punta Arenas punto de partida para ver las pingüineras o fuerte Bulnes al sur cerca de donde se acaba el continente americano. Tras un día en Punta Arenas tomé un autobús a Puerto Natales desde donde hice 2 excursiones de día entero que podría haber durado cada una dos o tres días. Fueron el parque Nacional Torres del Paine en Chile y el Parque Nacional de los Glaciares en Argentina donde pude ver de cerca el Perito Moreno.
En este viaje por el sur pude encontrarme con una pareja chilena de la Araucanía y con una pareja de Suizos que viajaban con su amiga chilena. La compañía fue exquisita y los viajes no resultaron nada pesados (a pesar de las 4h hasta el Calafate solo de ida)

Camino al sur del continente Americano


Parque Nacional Torres del Paine


Los dientes del Paine
Glaciar Perito Moreno



Aquí en Chile hay muchas desigualdades, en Santiago le dicen que de plaza de Italia para abajo es otra cosa..Es un país muy rico pero no hay sanidad pública apenas, la educación Universitaria es privada y muy cara, la gente tiene que pedir un crédito para estudiar y luego devolver cuando trabaje. Pero bueno eso dará para otra entrada más adelante.

Lomé

Este blog empieza a tener sentido a partir de noviembre cuando me fui 2 meses de voluntariado a Lomé en Togo. Estaba en un momento de mi vida complicado y me apetecía hacer algo totalmente diferente. Creo que fue una buena decisión y conocí un mundo diferente, diferente a todo. Recuerdo con fuerza mis primeras momentos solo en un avión desde Casablanca a Lomé sin ningún europeo a mi alrededor, la llegada a las 4 de la mañana los primeros sobornos en la aduana, mi sorpresa a ver a mi padre africano, las luces de Lomé desde el avión, las calles de Lomé por la noche al atraversarlas con el auto de François, la sorpresa al ver mi habitación. Al día siguiente el estupor fue aun mayor, empezar a beber agua en bolsas de plástico, la comida, los extraños desayunos que me daban, la falta de agua, el polvo en las calles, los líos para cambiar dinero en los bancos. El idioma que yo creía mi gran ventaja no lo fue tanto ya que en Lomé la mayoría de la gente de habla Ewe se defiende con dificultades en francés. Buscar un colegio donde poder ayudar ya me costó tres días, el calor era insoportable. Al pasar los días te ibas acostumbrando y flipabas con los niños, con los demás togoleses, con el paisaje, despertabas con las gallinas y te gustaba ver a las mujeres que iban al mercado con sus trajes multicolores, me compré una moto y era una aventura conducir por las calles polvorientas de la ciudad, donde los Zemidjan te pitan sin razón y el tráfico es caótico.

Nunca había visto ni vivido nada igual. Los días transcurrían lentos, la única diversión allí era descubrir a sus gentes, algunas de ellas no siempre dispuestas a hablar contigo o que simplemente te pedían dinero. Nunca vi tanta gente a mi alrededor mirándome con curiosidad, nunca vi tantos niños queriendo jugar conmigo y acercarse a mí para darme la mano o gritar como locos cuando aparecía en el colegio. Yo cuando me ponía a dar clases en esas aulas polvorientas pensaba: "como es posible que puedan aprender en estas condiciones 50 alumnos por clase con apenas una pizarra un calor infernal donde no corría una gota de aire". Esos chicos tienen desde luego algo que nosotros no podemos ni soñar con tener un aguante y una fortaleza increible. Además bien fácil que era arrancarles una sonrisa y hacerles feliz con cualquier cosilla.
Lo que no llegaba yo  a pensar es que en Lomé me hiciesen llorar de bondad.

Lo hicieron 3 veces y esto no es una película donde todo está preparado, esto fue de verdad...

La primera fue cuando un togoles que se había arruinado por mala suerte en su vida personal y por ser buena persona, me explico que pagaba las fichas de los jóvenes de su equipo para intentar sacarles de la calle y que les entrenaba para ayudarles.

Ese mismo hombre me volvió  a hacer llorar porque me dió casi más de lo que tenía, me regaló un montón de cosas cuando supo que yo me iba y me dijo que yo había sido un verdadero amigo y que en su vida sus amigos le había puteado y aún así a mí me había dado mucho más de lo que yo esperaba.
Siempre recordaré su nombre Selom, Dios en nuestro interior en Ewe. No es casualidad el nombre.

La tercera vez fue cuando unos niños de 10 años después de una clase extra que les di un sábado me pagaron por ello. Yo no me lo podía creer, no podía entender nada, ellos simplemente me dijeron que como no me lo iban a dar si les había ayudado tanto un sábado por la mañana y que era su forma de agradecerlo.

Este primer articulo del blog y el título del mismo va por ellos porque es verdad que en Lomé yo descubrí una magia especial. Ojala la pueda volver a vivir en algún lugar.